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Una imagen miente (a veces) más que mil palabras

Las fotografías de calles, paseos y parques repletos de gente circularon por redes sociales, grupos de WhatsApp y medios de comunicación en el primer día que se permitía la salida de niños y niñas al exterior desde que se declaró el estado de alarma. Lo que debía ser una jornada de celebración porque los más pequeños pudieran al fin respirar aire fresco y caminar más allá de las cuatro paredes de sus casas, se convirtió en indignación ante la irresponsabilidad de padres y madres que no guardaron las debida distancia de seguridad. Las fotos lo demostraban, o quizás no todas ellas. Y es que hay imágenes a veces mienten más que mil palabras y pueden contribuir a la polarización social.

Hay una conocida frase que asegura que “una imagen dice más que mil palabras”, pero quizás también es importante recordar otra cita popular, la de que “todo depende del cristal con que se mira”. La perspectiva puede alterar las distancias, el ángulo puede distorsionar la realidad y de eso saben mucho los fotógrafos profesionales y aficionados.

Para entenderlo, veamos un ejemplo, difundido en redes sociales por Andres Adamsen (@anderspreben). Esta es la imagen de una cola en la ciudad de Copenhague:

Parece evidente que los ciudadanos daneses no cumplen con el distanciamiento social obligatorio para evitar el contagio del coronavirus. La foto es real, no ha sido retocada, ni tiene filtros. Y aun así, podemos comprobar que nos engaña gracias a otra fotografía del mismo momento y en el mismo lugar:

La diferencia entre una y otra foto es la posición de la cámara y también la lente que se ha utilizado, una es un zoom y la otra es un gran angular.

Las personas expertas en verificación de datos y bulos saben que los mensajes falsos y polarizadores se difunden mucho más si van acompañados de fotos y vídeos. Nos parece que las imágenes no tienen trampa ni cartón y además nos despiertan emociones mucho más rápido que las palabras escritas.

Y de emociones hablamos cuando nos llegan fotos de personas irresponsables que podrían empeorar la situación después de el gran sacrificio social que supone el confinamiento. La rabia y el miedo son sentimientos lógicos en tiempos de encierro e incertidumbre, pero no debemos dejarnos arrastrar. Pongamos otro ejemplo, esta vez más cercano, en la ciudad de Donosti.


Esta fotografía fue una de las que más circuló en redes sociales el domingo 26 de abril para demostrar que la irresponsabilidad de la gente en el primer día de salida de los más pequeños. El usuario de twitter @nakomico añadió las flechas rojas para diferenciar la distancia sentida, es decir, la que vemos en la imagen, y la real. Y resulta que entre un vértice de la flecha y el otro hay unos 160 metros, como mostró con la ayuda de un callejero:

¿Pero cómo es esto posible?

No es magia, sino técnica fotográfica. Con el uso de un teleobjetivo, la cámara aplana las imágenes, porque enfoca un campo muy amplio y logra que los objetos alejados se acerquen hasta parecer que están casi pegados.

Algo parecido ocurrió en otros lugares, como Cádiz. La aglomeración de personas parece evidente en el paseo marítimo de la ciudad andaluza. Esta vez podemos agudizar el ojo fijándonos en el mobiliario urbano:

Las farolas parecen estar pegadas, cuando el sentido común nos dice que se instalan en intervalos de varios metros. En concreto hay 50 metros de distancia entre ellas, por lo que el campo de la imagen tiene casi medio kilómetro, según explican en Cádiz Noticias.

No hay montajes, solo perspectivas que conviene siempre recordar a la hora de contemplar imágenes y antes de dejarse llevar por el enfado. Es muy probable que se dieran casos de incumplimiento, que algunas familias se saltaran las medidas de seguridad. Es importante apelar a la responsabilidad de todas y todos para salir de una crisis que está costando tantas vidas. Pero también es cierto que la rabia, el odio y la polarización en redes no ayudan a superar esta situación en común.