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¿De verdad crees que el Orgullo LGTBI ya no es necesario?

Este año se conmemora el 50º aniversario del Orgullo LGTBI, una celebración que reivindica y defiende la igualdad de todas las personas al margen de su orientación sexual o su identidad de género.

No obstante, todos los años, sobre estas fechas, muchos haters repiten el mantra de que el “Orgullo ya no es necesario”, e incluso reivindican la celebración de un “Orgullo hetero” como si se tratara de una especie de agravio comparativo. Estos llamamientos suelen llevarse a cabo por parte de haters que, o bien ignoran la terrible realidad que miles de personas LGTBI viven en numerosas partes del mundo, o bien, por pura LGTBIfobia, quieren difundir sus mensajes discriminatorios.

En este artículo abordaremos algunos de los motivos por los que aún es necesario celebrar el Orgullo LGTBI y visibilizar las dificultades vitales y los riesgos para la vida con los que este colectivo tiene que convivir en numerosas partes del mundo. Así, aunque cada persona pueda celebrar lo que quiera, podremos hacer ver a los haters por qué exigir una celebración del “Orgullo heterosexual” carece de sentido a modo de reivindicación. También, puedes descargarte algunos materiales que ponemos a tu disposición para ayudarte a salvar a los haters de su espiral de odio y LGTBIfobia.

Reivindicar un ‘Orgullo hetero’ no es necesario y sí lo es visibilizar el Orgullo LGTBI porque…

…no existen países donde sea ilegal ser heterosexual o mantener relaciones heterosexuales.

Actualmente existen 70 países que condenan las relaciones entre personas del mismo sexo. En 59 se castigan expresamente con penas de prisión o se utilizan otros delitos para procesarlas penalmente –en la mitad de ellos la condena puede llegar a cadena perpetua– y aún permanecen 11 países en los que se mantiene la pena de muerte (Homofobia de Estado 2019, ILGA).

El número de países que criminalizan la diversidad sexual se ha ido reduciendo muy lentamente. Pero también existen estados cuya tendencia es claramente opuesta: recientemente Brunéi aprobó una ley que imponía la pena de muerte por lapidación a quienes mantuvieran relaciones sexuales con otra persona de su mismo sexo. Aunque afortunadamente la presión internacional ha conseguido poner freno temporalmente a su aplicación, esta es una muestra de que los prejuicios y las políticas específicas que atentan contra los derechos de las personas LGTBI continúan al orden del día.

…no hay países que prohíban el matrimonio o unión civil entre personas heterosexuales, las muestras públicas de afecto entre personas de distinto sexo o simplemente hablar en público sobre la heterosexualidad.

A pesar de los avances a nivel internacional, tan solo 54 países reconocen el matrimonio o algún tipo de unión civil entre personas del mismo sexo (Homofobia de Estado 2019, ILGA). El resto de países no tienen legalizadas este tipo de uniones o las tienen expresamente prohibidas en su legislación, como ocurre en 32 países.

Por otro lado, las muestras de afecto o cariño entre personas del mismo sexo en espacios públicos pueden acarrear terribles consecuencias en determinados lugares. En Rusia, aunque no está penalizada la homosexualidad per se, debido a su estricta legislación sobre la prohibición de “propaganda de relaciones sexuales no tradicionales”, una simple caricia o un beso puede ser motivo de sanción penal. Esta misma ley llega a tal extremo, que colgar en Internet cualquier tipo de información sobre diversidad sexual por parte de ciudadanos rusos o incluso hablar en la calle acerca de las personas LGTBI puede acarrear multas o hasta penas de prisión.

…las personas heterosexuales no están expuestas a sufrir discriminación, insultos o agresiones por el hecho de ser heterosexuales.

En el último año en España se produjeron 629 incidentes de odio motivados por la orientación sexual o la identidad de género de las víctimas, como revela el Informe de delitos de odio e incidentes discriminatorios al colectivo LGTBI 2018 del Observatorio Redes Contra el Odio y la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (FELGTB). Además, el acoso escolar motivado por la orientación sexual, la identidad de género y la expresión de género sigue siendo el mayoritario en nuestro país, lo que, en las situaciones más extremas, termina con cerca de 50 suicidios de jóvenes LGTBI cada año y con que otros 950 hayan llegado a intentarlo, según el Observatorio Español contra la LGBTfobia.

Y estas circunstancias se producen en un país que posee una legislación reconocida internacionalmente como avanzada en el reconocimiento y garantía de los derechos de las personas LGTBI. Imaginemos cómo será la situación de las personas no heterosexuales que viven en países donde no existe ningún respaldo legal a sus derechos ni a su dignidad.

…no existen grupos extremistas que se dediquen a “cazar” e incluso a asesinar a personas por ser heterosexuales.

Hace poco volvió a ser noticia la terrible situación que se vive en Chechenia, donde numerosas denuncias internacionales han alertado de la persecución de personas LGTBI y su traslado a campos de concentración donde son sometidas a tratos humillantes, a torturas e incluso son asesinadas.

Además de esta persecución, las personas LGTBI en Chechenia también son víctimas de una constante discriminación social con la que se alienta incluso a que las familias lleven a cabo “asesinatos de honor” contra los propios miembros que se descubran como LGTBI.

…ninguna persona ha sido expulsada de su hogar por su propia familia a causa de ser heterosexual.

Según un estudio reciente realizado en la Comunidad de Madrid, la principal causa de sinhogarismo dentro del colectivo LGTBI es la expulsión del hogar como consecuencia de que los miembros de la familia no acepten la orientación sexual o identidad de género de uno de sus miembros.

Al ser un estudio en el que se aborda por primera vez esta realidad, no existen unas cifras concretas y consolidadas, a diferencia de otros países en los que sí se ha estado trabajando con personas LGTBI sin hogar, como ocurre en Estados Unidos. Allí las cifras son sangrantes: las personas LGTBI tienen un 120 % más de probabilidades de vivir en el sinhogarismo que las personas heterosexuales; y, de hecho, 2 de cada 5 jóvenes que viven en la calle se identifican a sí mismos como no heterosexuales. Más cercano encontramos el caso de Reino Unido, donde 1 de cada 4 jóvenes sin hogar pertenece a este colectivo.

…no hay libros sobre “cómo dejar de ser heterosexual” ni pseudoterapias que pretendan cambiar la orientación sexual de las personas heterosexuales.

Aunque parezca mentira que aún existan, hay un amplio catálogo de libros, seminarios, webs… cuya misión es, en teoría, cambiar la orientación sexual de las personas homosexuales y “hacerlas” heterosexuales. Peor todavía, en muchos lugares –incluso en España– se publicitan presuntos psicólogos o terapeutas que promocionan terapias para “abandonar la homosexualidad”.

Las llamadas “terapias reparativas” o “de reorientación sexual” se han demostrado no solo como un fraude por ser absolutamente ineficaces, sino que las personas que se han sometido a ellas y organizaciones de psiquiatras han alertado sobre su peligrosidad. La Asociación Americana de Psiquiatras ha llegado a afirmar que “las formas de ‘terapia reparativa’ entrañan grandes riesgos como depresión, ansiedad y conductas autodestructivas; cuando el terapeuta muestra los mismos prejuicios que la sociedad, esto puede reforzar el odio que el paciente siente hacia sí mismo”.

…y finalmente porque, aunque originalmente se haya promovido desde el colectivo LGTBI, el Orgullo es un acontecimiento para celebrar la diversidad en todos sus aspectos, incluida la heterosexualidad, ¡que también forma parte de toda esa variedad de colores y matices que conforman la sociedad en la que vivimos!

Multitud de haters obvian todos estos datos y continúan afirmando que el Orgullo es innecesario y siguen diseminando su odio contra la diversidad… ¿no será que lo que buscan es poder seguir discriminando? ¿O es que les indigna que todas las personas, al margen de su orientación sexual o identidad de género, quieran disfrutar de los mismos derechos y la misma libertad para amar y ser feliz en cualquier parte del mundo?

‘Gaysper’: las redes sociales convierten un ataque en símbolo de empoderamiento LGTBI

Los procesos electorales son ocasiones propicias para la difusión de desinformaciones, bulos y mensajes discriminatorios que persiguen movilizar a un sector de la población o conseguir réditos políticos. Tal es el caso del ‘meme’ que publicó en Twitter un partido político el 28 de abril, día de la cita electoral, en el que se representaba a varios movimientos sociales, medios de comunicación e ideologías políticas como enemigos de los que defenderse y a batir. Entre ellos se encontraba un fantasma con los colores del arcoíris que hacía referencia a la diversidad sexual y, más concretamente, al colectivo LGTBI.

La publicación nació, así, como un elemento de confrontación y de “defensa” contra presuntas diversas amenazas –motivo por el que ya ha sido denunciada por una asociación LGTBI al considerar que incita “al odio y la violencia contra las personas lesbianas, gais, transexuales o bisexuales”–. En un primer momento, las críticas no tardaron en aparecer por esa intencionalidad de calificar a este colectivo como “amenaza” o “enemigo peligroso”.

Sin embargo, las redes sociales no solo han servido como canal de difusión de este mensaje que pretendía señalar a un colectivo y polarizar a la sociedad entorno a el. Al día siguiente, el pequeño fantasma se convirtió en trending topic durante buena parte de la jornada cuando las propias personas LGTBI decidieron apropiarse de él e incluyéndolo dentro de su simbología propia.

En los últimos tiempos, el colectivo LGTBI ha hecho uso en múltiples ocasiones de este recurso para convertir un elemento de confrontación o estigmatización en algo identitario y de reafirmación. Este es el caso de los triángulos invertidos rosas y negros, utilizados en los campos de concentración nazis para marcar a hombres y mujeres homosexuales respectivamente, y que ahora son símbolos que les recuerda la superación en tiempos de persecución.

De esta manera, el simpático fantasma –al que se ha terminado por bautizarle como “Gaysper”, en referencia al personaje de dibujos animados “Casper”–, es una nueva muestra de que, aunque las redes sociales sean utilizadas para propagar mensajes que buscan promover el odio, los prejuicios y la polarización, también pueden usarse como herramienta para crear nuevos significados, símbolos y argumentaciones que hagan frente a esos ataques y sirvan para empoderar a personas o colectivos enteros que sufren discriminación.

Esta es una manera de afrontar este tipo de situaciones por la que apostamos desde la campaña Save a Hater, perteneciente al programa SiembraRED+ de Accem, para hacer uno uso responsable y con sentido crítico de las redes sociales y que el mundo digital sea un lugar más seguro para todos/as.

¡Bienvenido, Gaysper!