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No digas en las redes lo que no gritarías desde la ventana de tu casa

El creerse protegido tras un avatar anónimo se ha convertido en la excusa de muchos/as haters para propagar desinformaciones y mensajes discriminatorios, ya sea contra determinados colectivos en situación de vulnerabilidad o contra personas individuales. Justamente, debido a esta falsa sensación de anonimato, muchas personas vierten determinados comentarios y mensajes que, en realidad, no exteriorizarían en la calle, junto a su grupo de amigos, en la oficina, en el instituto o en una reunión familiar.

Hace poco saltó a los medios la noticia de que la Fiscalía había iniciado investigaciones para identificar a las personas que estaban participando en una serie de grupos de WhatsApp en los que se estaban compartiendo frases como “los moros van a morir” o haciendo llamamientos a organizarse en grupos armados para agredir a personas inmigrantes que estaban llegando a las costas de Canarias. En estos grupos también se estaban compartiendo bulos relacionados con presuntas actividades delictivas llevadas a cabo por estas personas, fomentando la xenofobia y el racismo e incitando a llevar a cabo estas terribles agresiones.

Pero resulta que todo lo que se expresa en la red deja un rastro que es relativamente fácil seguir hasta dar con la identidad de quien lo realiza. Aunque nos pueda parecer que no es así, decir cualquier cosa en las redes sociales equivale prácticamente a gritarlo desde la ventana de nuestra casa, a cara descubierta.

Este también es un factor esencial a la hora de explicar por qué el número de delitos de odio ha incrementado un 45 % en los últimos años, según ha dado a conocer la propia Policía Nacional:

Como bien sabemos en Save a Hater, todo acto tiene sus consecuencias. Por este motivo es necesario ser conscientes de que, realmente, la línea divisoria entre lo online y lo offline es extremadamente fina y que lo que plasmamos en la red tiene una repercusión de la que somos responsables y que puede afectar con mucha facilidad a otras personas.

En nuestras manos está no solo evitar el tener que afrontar situaciones de las que podamos llegar a arrepentirnos, sino también poner nuestro granito de arena para no fomentar la polarización y la descohesión social, no dar pábulo a bulos malintencionados y no replicar mensajes que solo buscan crispar nuestros nervios y generar discordia para sus propios intereses egoístas.

Pero, además, también tenemos la capacidad de hacer ver a las personas que nos rodean que sus actos pueden acarrearles consecuencias muy poco deseables. ¡Únete a Save a Hater y ayuda a los/as haters a ser conscientes de que sembrar odio, desinformar y fomentar la polarización social también tiene sus consecuencias en el mundo online!

Invasión: la temática recurrente en las películas de los haters

¿No os parece que con todo lo que inventan nuestros queridos y queridas haters podrían haber sido guionistas reconocidos en siglos pasados? Esas películas que se crean en sus cabezas y que además propagan por la red, además de ser ficción ya están bastante vistas.

Dentro de las categorías más recurrentes de sus películas mentales, hay una que repiten mucho cuando hablan sobre las personas migrantes: invasión. De esa ya tienen varias versiones; en las que imprimen toda una carga de sentimiento de temor absurdo, ante la llegada de personas de origen extranjero y más si vienen de África subsahariana o el Magreb.

Seguro que habéis oído a los haters verbalizar entre ellos esta palabra, con la que crean un discurso de odio frente a la migración. En verano las noticias sobre personas que llegan a través de la frontera sur estallan ante nuestros ojos con imágenes impactantes, pero que responden a hechos muy puntuales. También llegan otras como las del barco de rescate de Open Arms, en el que han permanecido unas 150 personas migrantes rescatadas en el Mediterráneo.

De ahí los haters comienzan a generar todo tipo de tramas y la palabra ‘invasión’ vuelve a resonar; pero si los y las haters respiraran tranquilamente, se darían cuenta de que esa cantidad de personas, es inferior a la capacidad del avión que tomaron para irse en las vacaciones de verano.

Como siempre os decimos, la mejor arma para combatir a los haters son los datos de fuentes fiables, así que, si en alguna de estas “películas” os encontráis con argumentos sobre una supuesta invasión, tened a mano los siguientes datos para hacerles ver que su guion no resulta nada original:

Solo 12 de cada 100 personas en España es extranjera, según los datos más recientes del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) y, del total de la población del país, solo el 2,39% es de origen africano.

Entre las principales nacionalidades con más crecimiento de población durante 2018 figura la venezolana en primer lugar, seguida de la hondureña y la colombiana. ¿Será que los haters saben este dato? Gran parte de las personas migrantes que llegan a España usan como medio de transporte el avión, no una “patera” como quieren hacernos ver.

Llegadas a través de las costas

La movilidad humana es algo natural y se ha producido siempre, pero lamentablemente la migración se pone como centro de debate político en España de manera negativa. Lejos de trabajar en la creación de políticas migratorias favorables para todos, se generan comentarios tan deshumanizantes como el también conocido “efecto llamada”. Os aseguramos que los haters no han hecho el ejercicio de parase a pensar porqué cada día miles de personas ponen en riesgo sus vidas y las de sus familias al subir en una precaria embarcación de la que posiblemente no salgan vivos.

Gran parte de las personas que llegan a España a través de la frontera sur proceden de Guinea Conakry, un país sumido en la pobreza, caracterizado por un régimen autoritario y donde la represión es constante. El cambio climático que genera hambruna y los conflictos olvidados, están presentes en países como Mali, Sudan del Sur o República Democrática del Congo. Y ni hablar de la situación con las personas LGTBI. En gran parte del continente africano de se criminaliza y se penalizan las relaciones homosexuales y la orientación sexual. De esto y otras complicaciones huyen estas personas. ¿Acaso no huirías de situaciones como estas?

Este es un ejercicio que hay que hacer para poder ponernos en los zapatos de quienes salen de sus países y comprender por qué lo hacen. Esas pocas imágenes que apenas llegan de barcas llenas con hombres, mujeres, jóvenes, niñas y niños migrantes, son más que eso. Son personas que en su mayoría han estado sufriendo en sus países y también en los países por los que han pasado por su ruta migratoria antes de lograr subir al barco. Vienen con la finalidad de trabajar para ganarse la vida y ayudar a los suyos, crecer y superar los traumas del pasado. Algunas hablan varios idiomas, otras son profesionales, otras han dejado a su familia en su país con la esperanza de poder volver a verse algún día cuando haya mejores condiciones.

Si queréis tener un debate con los haters y salir vencedores, podéis preguntarles si saben cuáles son los países que más acogen a las personas refugiadas. Seguro os dirán que España o los países más ricos del mundo. Lo que no saben nuestros apreciados haters, es que Turquía, Pakistán, Uganda, Sudán y Alemania, Irán y Líbano, son los principales países de acogida. Solo un país de Europa aparece en este listado, así que tenéis una razón más para hacerles ver lo mal que se han montado ese guion.

El Paso

El Paso y las consecuencias del discurso de odio

Hemos visto cómo, al igual que en otros casos de delitos de odio, las plataformas digitales poco controladas como 8chan (creada como una ventana de libertad de expresión y convertida en un tablón de ideas extremistas) y las redes sociales entran en juego para dar a conocer con anticipación una matanza.

Antes de conducir nueve horas desde Dallas hasta El Paso en Texas, Patrick Crusius presuntamente redactó un manifiesto de 2.300 palabras cargadas de odio e intolerancia, en las que advertía de una “invasión hispana” y que los blancos estaban siendo reemplazados por las personas extranjeras en Texas, estado fronterizo con México donde casi un tercio de la población habla español.

Este manifiesto que no está firmado, apareció publicado en la ya conocida plataforma 8chan minutos antes de que el joven de 21 años originario de Dallas, entrase a un centro comercial y apretase el gatillo que acabó con la vida de 22 personas y dejase heridas a otras 21. Según se ha reseñado, el documento comienza mostrando simpatía a Breton Barrant y su actuación en los atentados contra dos mezquitas que en la ciudad de Christchurch, en Nueva Zelanda, quien también horas antes de realizar la matanza, colgó en este foro online un manifiesto motivado por ideas supremacistas y ultraderechistas.

En este caso las cuentas de Facebook, Twitter y LinkedIn del homicida fueron bloqueadas a tiempo y no hubo oportunidad de propagar el atentado, como sí sucedió con la masacre de Nueva Zelanda.

¿Pero qué lo pudo motivar a odiar a todo un colectivo y atacarlo? En su cuenta en Twitter mostraba su simpatía hacia el discurso xenófobo del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump y su obsesión por la construcción del muro entre este país y México. Al ser detenido, el atacante confesó que su idea era acabar con la vida de la mayor cantidad posible de mexicanos.

Según la Anti Defamation League, 39 de los 50 asesinatos de motivación política registrados en 2018 en EE.UU. fueron cometidos por seguidores del ‘supremacismo blanco’. Un estudio difundido por The Washington Post ha mostrado cómo se incrementaban de manera muy sensible los crímenes de odio en aquellos condados en los que se celebraban manifestaciones políticas con el presidente Donald Trump como protagonista.

Aunque Trump condena ante los medios de comunicación esta ideología, se le ha visto innumerables veces pronunciar la palabra “invasión”, además de endurecer las políticas migratorias que en los últimos años ha logrado encarcelar a personas migrantes, deportarlas y separar a padres e hijos en las fronteras.

El constante discurso de odio, marcar diferencias entre unos y otros, el racismo y otras formas de discriminación, penetran poco a poco en las poblaciones, generando polarización y radicalizando a personas que llegan a cometer delitos como este. Por eso desde Save a Hater recordamos la importancia de que los actores sociales, políticos e influenciadores cuiden el mensaje que lanzan al mundo, porque todo acto tiene sus consecuencias.

Las becas y ayudas al estudio, un derecho (y no un privilegio) para quien más las necesita

Hoy nos internamos por vez primera en otro de esos temas recurrentes en el discurso discriminatorio con tintes xenófobos: hoy hablamos de educación y, concretamente, de las becas y ayudas estatales al estudio. Porque hemos advertido una interesante clave en el patrón de comportamiento del homo hater: los y las haters confunden muy a menudo igualdad y derechos con privilegios.

Cuando hablamos de educación en España estamos hablando de igualdad. El artículo 27 de la Constitución española establece, en el marco de los derechos fundamentales, el derecho que todos y todas tenemos a la educación. Para garantizar el ejercicio del derecho a la educación, existe un sistema estatal de becas y ayudas al estudio. Por ley, las personas de origen extranjero residentes en España pueden acceder a este sistema en igualdad de condiciones que el resto de la ciudadanía.

Sin embargo, el catálogo de bulos de carácter xenófobo que circulan en el ámbito online y también en el offline incluye a menudo el supuesto privilegio de las personas inmigrantes en el acceso a becas y ayudas escolares. Y no, para nada, queridos/as haters: estos privilegios no existen.

Lamentablemente, este cuento de los privilegios que estarían disfrutando las personas inmigrantes ha calado en la sociedad. En el informe-encuesta sobre la “Evolución del racismo, la xenofobia y otras formas de intolerancia en España”, realizado en 2018 por el Observatorio Español del Racismo y la Xenofobia (OBERAXE), se recoge cómo entre el 59 y el 69 por ciento de las personas encuestadas percibe que los/as alumnos/as inmigrantes reciben más ayudas que los autóctonos.

Las ayudas al estudio se otorgan en función de la situación socioeconómica de la persona

Sin embargo, lo cierto es que para acceder al sistema de becas y ayudas al estudio hay, fundamentalmente, dos factores a tener en cuenta: las circunstancias socioeconómicas y el aprovechamiento académico del solicitante. Es decir, para acceder al sistema de becas y ayudas lo realmente decisivo es la necesidad económica: las ayudas al estudio son destinadas a quienes más lo necesitan. Cuando hablamos de educación estamos hablando de derechos e igualdad.

Con estos argumentos ya podéis ayudar a los/as haters a comprender que no existen privilegios para las personas inmigrantes en el acceso a becas y ayudas para el estudio. Aquí puedes descargarte algunas piezas para redes sociales que te ayudarán en tu tarea mesiánica de ayudar al hater a sacarse fuera todo ese odio.

Todos estos bulos, y esto es serio, pueden hacer mucho más daño de lo que parecen. Desde Save A Hater queremos invitaros a desactivar el efecto tóxico de los bulos discriminatorios: párate a pensar cuál es la mejor manera de reaccionar, y después decide: corta la cadena, contesta desmontando el mensaje discriminatorio, solicita la fuente del rumor para averiguar si es o no veraz y, en caso necesario, denuncia.

Accede aquí a todas las herramientas que ponemos a tu disposición desde la campaña Save A Hater.

¿Quieres profundizar? Consulta fuentes fiables

Junto a los argumentos, la labor del salvahaters obliga a acudir a fuentes fiables. Por ejemplo, al Código de Becas y Ayudas al Estudio, publicado por el Boletín Oficial del Estado y actualizado el 3 de abril de 2019. Su capítulo tres reúne los dos instrumentos legislativos que regulan a escala estatal las becas y ayudas al estudio. Son los siguientes:

– Real Decreto 1721/2007, de 21 de diciembre, por el que se establece el régimen de las becas y ayudas al estudio personalizadas.
– Real Decreto 951/2018, de 27 de julio, por el que se establecen los umbrales de renta y patrimonio familiar y las cuantías de las becas y ayudas al estudio para el presente curso y se modifica el Real Decreto 1721/2007.

El Real Decreto 1721/2007 comienza explicando que existe un sistema estatal de ayudas al estudio y becas para garantizar el cumplimiento del artículo 27 de la Constitución; para que “todas las personas, con independencia de su lugar de residencia, disfruten de las mismas condiciones en el ejercicio del derecho a la educación”.

Para las personas extranjeras no comunitarias el Real Decreto se remite a lo dispuesto en la normativa sobre derechos y libertades de los extranjeros en España y su integración social, es decir, a la Ley Orgánica 4/2000, conocida como la ‘Ley de Extranjería’. El artículo 9 establece el derecho a la educación para los extranjeros menores de 18 años (incluyendo el acceso a la enseñanza básica, gratuita y obligatoria); el derecho a la enseñanza posobligatoria; a la obtención de la titulación académica correspondiente y el acceso al sistema público de becas y ayudas en las mismas condiciones que los españoles.

Sobre los requisitos para acceder al sistema de becas hay que remitirse al citado Real Decreto 1721/2007. Es ahí donde se concretan que son las circunstancias socioeconómicas y el aprovechamiento académico del solicitante los dos factores decisivos a tener en cuenta. Junto a estos dos factores también se mencionan las necesidades especiales derivadas de discapacidad, trastornos graves de conducta o ‘altas capacidades intelectuales’.

¿No será entonces, amable hater, que lo que te molesta es la igualdad y el sistema de derechos?